La protección de la atmósfera es un tema medioambiental que dominará las políticas comunitarias en el siglo próximo, afectando a políticas tan diversas como la energía, el transporte y el desarrollo agrario. Las actividades comunitarias relacionadas con la protección del aire abarcan una amplia gama de problemas: contención de la disminución del ozono estratosférico, control de la acidificación, del ozono de la capa terrestre y de otros contaminantes, y cambio climático. La UE ha tomado importantes medidas a lo largo de la última década, pero todavía no se han producido mejoras considerables en el medio ambiente, a pesar de la reducción de las emisiones en el aire y en el agua de una serie de contaminantes, como el dióxido de azufre (reducción del 50% desde 1980), el plomo (reducción del 60% desde 1980), el fósforo en varias zonas de captación de aguas (reducción del 30 al 60% desde 1980) y en menor medida los óxidos de nitrógeno y los compuestos orgánicos volátiles (reducción del 14% desde 1990). Los contaminantes atmosféricos, que se introducen en el aire desde una amplia variedad de fuentes, corresponden a tres categorías generales:
- Emisiones procedentes de fuentes móviles (industria del transporte). Además del CO2, las principales son: los óxidos de nitrógeno (NOx), el monóxido de carbono (CO) y los hidrocarburos (HC), es decir compuestos orgánicos volátiles y no volátiles, partículas de hollín y ozono (O3).
- Emisiones procedentes de fuentes fijas (empresas, hogares, granjas y vertederos de basura). Además del CO2, las principales son: el dióxido de azufre (SO2), los óxidos de nitrógeno (NOx), los hidrocarburos (HC), partículas de hollín, clorofluorcarbonos (CFC) y el metano.
- Emisiones procedentes de la generación de energía. Además del CO2, las principales son el dióxido de azufre (SO2) y partículas de hollín.
Las altas concentraciones de estos gases y los contaminantes que derivan de los mismos a través de reacciones químicas en la atmósfera o en el suelo son nocivas para la salud humana, corroen varios metales y afectan al desarrollo de la vegetación, tienen un efecto perjudicial para la agricultura y la silvicultura y provocan olores nauseabundos. Muchos de estos contaminantes, como el dióxido de carbono (CO2), el metano, los óxidos de nitrógeno (NOx) y los clorofluorcarbonos (CFC), son responsables del efecto invernadero.
|
No hay comentarios:
Publicar un comentario