El Ayuntamiento aprobará antes de finales de año una ordenanza para reducir ruidos y vibraciones
Muskiz. La contaminación acústica es una consecuencia directa no deseada de las propias actividades que se desarrollan en las grandes ciudades y es considerada, por la mayoría de la población, como un factor medioambiental muy importante, que incide de forma negativa en su calidad de vida.
Una realidad que el Ayuntamiento de Muskiz busca minimizar mediante la creación de una normativa municipal que concilie la vida económica de la localidad sin que se perturben las distintas actividades comunitarias, el sueño, el descanso y la relajación, creando estados de cansancio y tensión que pueden degenerar en enfermedades de tipo nervioso o cardiovascular.
Para ello, ha elaborado un borrador de ordenanza de ruidos y vibraciones que este pasado miércoles ha sido presentado a los vecinos en un foro ciudadano celebrado en el Meatzari Aretoa y que el próximo martes podría quedar dictaminada en la comisión de medio ambiente, que preside el edil Marcos Cucó.
"Esta ordenanza, que será más restrictiva que la vigente Ley de Ruidos, pretende poner límites a las emisiones acústicas tolerables en nuestra localidad, tanto para las actividades domésticas como comerciales o industriales", resumió Cucó, quien valoró que su entrada en vigor pudiera tener lugar en el primer trimestre de 2011. "Nuestra idea es aprobarla, inicialmente, en diciembre tras lo cual se abrirá el período de alegaciones y su posterior aprobación definitiva", remarcó.
Según explicó el concejal, esta normativa se ha desarrollado fundamentalmente a partir del "mapa de ruidos" elaborado por el Consistorio hace un año y pretende marcar las pautas del desarrollo urbanístico, marcar los límites de la contaminación acústicas de las actividades industriales, comerciales y domésticas. "Qué duda cabe que con esta normativa algunas actividades, especialmente las industriales, tendrán que adaptar sus procesos para ajustarse a los parámetros exigibles", reseñó Cucó, quien matizó que en el caso de la hostelería la normativa será "exhaustiva" con las nuevas actividades. "No debe preocuparse quien ya tiene actividad, salvo que vaya a llevar a cabo una reforma importante o esté inmerso en denuncias por ruidos".
La normativa, basada en la zonificación del ruidos del municipio, servirá además para la toma de decisiones relacionadas con las nuevas actividades empresariales y edificatorias. "La idea es que cuando se presente un proyecto constructivo, la normativa sobre ruidos introduzca la necesidad de que éste se ajuste al mapa de ruido mediante el aislamiento acústico necesario", indicó el edil.
La ordenanza contempla en su articulado con diversas medidas coercitivas ante el incumplimiento, que van desde el cese de la actividad hasta multas que van desde 600 euros en las faltas leves, a los 300.000 euros, en los casos más graves.
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