Le sigue la suciedad de las calles (27,9%), mientras que el 22% de los encuestados piensa que no hay incidencias destacables en su localidad · El 58,4% muestra un elevado interés por proteger el entorno.
El principal problema medioambiental de la provincia de Huelva es, para los onubenses, la contaminación del aire. Así lo constata el Ecobarómetro 2010, elaborado por el Instituto de Estudios Sociales Avanzados (IESA) y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) para la Junta de Andalucía, una evaluación pionera en España impulsada por la Administración autonómica desde 2001.
Mientras que para los habitantes de la región la mayor dolencia en materia medioambiental es el ruido (28,8%), seguido por la suciedad de las calles (28,4%) y los residuos sólidos urbanos (25,1%), la polución que afecta a la calidad del aire ocupa el peldaño más alto para los onubenses (38,8%). Por contra, para los andaluces este parámetro no ocupa más que el sexto lugar en el ranking (18,1%).
El delegado de Medio Ambiente en Huelva, Juan Manuel López, indicó ayer al respecto que "sabemos que tenemos que seguir trabajando en esta línea". Los ciudadanos, aseguró, no sólo han valorado la incidencia de la actividad industrial en la capital y el Área Metropolitana en la calidad del aire, sino también "la del tráfico rodado y otras tantas actividades" que conllevan emisiones a las atmósfera. "Cogemos el coche hasta para ir a tomar un café", indicó López, por lo que el trabajo de la Junta de Andalucía irá enfocado a "fomentar el uso del transporte público y de los carriles bici", objetivos que ya se incluyen en el programa de las llamadas Ciudades 21.
Los resultados del Ecobarómetro señalan a la suciedad de las calles como el segundo problema que más pesa a los onubenses -con respecto a las cuestiones ambientales que atañen a sus municipios-.
El 21,9% de los encuestados cree que en su localidad no existe incidencia medioambiental alguna, frente al 14,1% de andaluces que coinciden con esta opinión. Esto obedece en buena parte a la dicotomía existente -especialmente en la capital- sobre el mantenimiento de la actividad en el Polo Químico entre los que se posicionan a favor (empresarios, trabajadores y sindicatos, en esencia) y en contra (plataformas ecologistas), así como a la buena percepción de los espacios naturales.
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