Pocos años después de su fundación, en 1874, y gracias a la llegada del ferrocarril, Mar del Plata se convirtió en la ciudad de veraneo predilecta para el descanso de las familias de la alta sociedad. Sin embargo, a mediados del siglo pasado, los derechos laborales impulsados por el gobierno de Juan Perón permitieron que las clases medias también pudieran vacacionar en la costa atlántica y, lo que apenas era una “villa balnearia” pronto se transformó en punto turístico de referencia a nivel nacional.
A la luz del crecimiento de la población estable y del auge inmobiliario que se registró entre las décadas del '50 y '60, comenzó la progresiva instalación de industrias que se sumaron a la ya existente actividad portuaria. No obstante, el turismo, atraído por la belleza de las playas, continúa siendo uno de los principales motores de la economía local.
Por ese motivo, hablar en Mar del Plata del alto grado de contaminación existente en el mar significa tocar un tema tabú, pese a que hay informes científicos que lo avalan. A fines de 2009, una tesis doctoral de los biólogos del Laboratorio de Bioindicadores Bentónicos -perteneciente al Departamento de Ciencias Marinas de la Universidad Nacional de Mar del Plata-, Rodolfo Elías yEduardo Vallarino, alertaba sobre el “grave” deterioro de la calidad del agua en las costas marplatenses, producido por el vertido de materia fecal que realiza la planta de tratamiento cloacal y a las grasas originadas en fábricas procesadoras de harina de pescado, entre otros focos.
Hoy, cuatro años más tarde, los investigadores aseguran que, lejos de haber mejorado la situación, lacontaminación no sólo persiste, sino que también aumentó con el paso del tiempo. Según advierten en el capítulo "Contaminación marina en Mar del Plata" del libro "Turismo, ambiente y sociedad en nuestras costas" (Unmdp, 2012), sumergirse en las playas que hay entre los 10 kilómetros que separanPlaya Grande de la planta de efluentes cloacales de Camet -el efecto resulta “más evidente en la zona norte- genera “riesgos para la salud humana”.
Para determinar el grado de contaminación del mar, los biólogos analizaron colonias de gusanos y algas marinas, y llegaron a la conclusión de que los niveles de patógenos están “muy por encima” de lo recomendado por la Organización Mundial de la Salud y la Autoridad del Agua. De esta manera, los bañistas, en caso de ingerir o ingresar al agua, estarían expuestos a enfermedades parasitarias y a otros producidas por “compuestos cancerígenos organoclorados”.
De acuerdo a los especialistas, la “contaminación orgánica severa” es consecuencia del “excesivo”vertido de excrementos y grasas que no llegan a ser aprovechados como alimento por los organismos marinos. A ello, señalan, deben sumarse la suciedad que llega través de pluviales por el escurrimiento de las veredas, calles y parques, así como los residuos que producen la materia fecal de gatos y perros sobre la arena.
En ese marco, Elías y Vallarino mencionan estudios realizados entre 2003 y 2004 en las playas delnorte, centro y Punta Mogotes, que arrojaron que el 34,6% de los espacios están parasitados, aunque el nivel máximo se encontró en Playa Estrada, donde el porcentaje fue del 53,44. “El riesgo que esto implica para la salud pública torna necesario implementar campañas de educación para la tenencia responsable de mascotas y para la recolección diaria de las heces”, recomiendan en su informe.
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